No, No nos fiamos.-
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Carente de principios y teorías claras, la socialdemocracia y en particular el PSOE no han hecho más que dar bandazos constantes que han justificado por medio de gruesas mentiras.
Si durante los primeros años del siglo XX, durante la Restauración, el PSOE optó por la vía revolucionaria —el denominado «Trienio Bolchevique» de 1917 a 1920—, cuando Primo de Rivera llegó al poder el PSOE se convirtió en su primer aliado, llegando a ser Largo Caballero Ministro de Trabajo. Llegada la II República, los socialistas fueron los primeros en pedir la persecución ¡de los colaboracionistas de Primo de Rivera! [sic]. Por supuesto, los socialistas no fueron perseguidos, aunque sí personas como Calvo Sotelo que también habían ocupado carteras ministeriales.
Tras mantener su colaboración, esta vez con el gobierno republicano, al perder las elecciones en 1933 abandonaron la vía legal y fueron los principales instigadores del golpe de estado de Octubre de 1934, del que renegaron cobardemente cuando fueron pillados con las manos en la masa. En 1936 renunciaron a gobernar pese a ser el partido más votado del Frente Popular, y sólo lo hicieron en octubre, una vez iniciada la guerra civil y con el vacío de poder propiciado por la falta de unidad de sus partidos. Pese a aceptar formar parte de las Juventudes Socialistas Unificadas, dirigidas por Santiago Carrillo y unidas a las del Partido Comunista de España, Largo Caballero nunca aceptó fusionarse con los comunistas. Perdida la guerra, el socialista Indalecio Prieto llegó a ofrecerle un pacto a Gil Robles, a quien poco menos que habían demonizado anteriormente, para formar una coalición contra Franco…
Y es que la Historia del PSOE, como decimos, es la de un constante cambio de ideas sin rumbo fijo, más allá de la permanencia en el poder por el poder mismo. Siempre ha estado sometido a la contradicción de mantener un discurso favorable a las clases proletarias, mientras colaboraba abiertamente desde el gobierno con el modo de producción capitalista. Julián Besteiro, uno de los socialistas más conscientes, era un gran conocedor del materialismo histórico desde el punto de vista teórico, pero su praxis era la de un «ateo vergonzante», como diría Engels, y la de un espiritualista krausista, creyente en el «ideal de la humanidad» de Julián Sanz del Río.
Debido a esta cantidad de bandazos, el PSOE se ha visto siempre obligado a utilizar de manera permanente, al igual que hicieron en su día los nazis, de la mentira para encubrir lo que no es sino una carencia total de principios y de doctrina. Si Goebbels dijo que una mentira repetida mil veces es una verdad, el PSOE a buena fe que intenta hacer valer el lema del político nazi una y otra vez para encubrir sus fechorías incluso a día de hoy: diálogo con los sanguinarios terroristas de ETA, privilegios para la oligarquía catalana en forma de trasvases de agua, participación en numerosas guerras mientras se cacarea que somos un país pacifista… Sin olvidarnos que el PSOE se aupó al poder en 1982 gracias a la demagogia que organizó alrededor de las víctimas del aceite de colza, a quienes no atendió en 14 años de mandato, y que su primera decisión de gobierno fue expropiar Rumasa para favorecer a los emporios financieros españoles, mientras se llenaba la boca de «socialismo» y «pleno empleo».
José Goebbels, Una mentira repetida mil veces es una verdad. Y es que el PSOE, al carecer de una política de gobierno clara y concreta, constantemente intenta favorecer a las distintas camarillas autonomistas y separatistas, con el menoscabo consiguiente de la unidad de España y con el objeto de que le apoyen en lo que es el famoso «consenso» de todos contra el PP, literalmente la expulsión del parlamento de la media España representada por el Partido Popular, que se echó a la calle en las manifestaciones de lo que se denominó rebelión cívica: AVT, Iglesia Católica, &c.
Así, el trasvase del Ebro que el Plan Hidrológico Nacional proyectaba para llevar agua a Cataluña, Valencia y Murcia, fue suspendido al llegar el PSOE al poder, y sin embargo recuperado cuatro años después para favorecer única y exclusivamente a algunas partes de Cataluña. El diálogo con la ETA se rompe sólo tras el asesinato del concejal socialista Isaías Carrasco, cuya efigie es paseada incluso por las correas de transmisión sindical socialistas, olvidando a los demás asesinados por ETA —¿dónde quedaron los dos ecuatorianos asesinados por ETA en Barajas que el PSOE utilizó para acusar de racista al PP?—. Carmen Chacón, pacifista declarada y partidaria de la independencia de Cataluña, se convierte en Ministra de Defensa y posa ante la bandera de España, aprende a manejar poderosas armas y canta con los soldados «La muerte no es el final», sin ruborizarse lo más mínimo ante tan gran hipocresía.
Dado este cambio constante de posiciones, no es de extrañar que los socialistas tengan que mentir una y otra vez, usando la retórica propia de sicofantes (individuos que acusaban y juraban en falso con tal de quedarse con los bienes que pertenecían a quien luego sería condenado) para intentar encubrir sus barbaridades perpetradas en el gobierno: mintieron acerca de la negociación con ETA, acusando al PP de no querer «la paz», prosiguiendo así los contactos con una banda terrorista mientras cometía numerosos atentados. La excusa era que llevaban muchos años sin matar. Suponían así, desde su panfilismo aliciesco, que los terroristas de ETA eran en el fondo personas bienintencionadas que no pretendían hacer daño a nadie con sus reivindicaciones, totalmente legitimadas al reconocerles el gobierno socialista de España capacidad para negociar con ellos.
Mintieron al decir que habían retirado las tropas de Iraq, pues pronto nos enteramos de que la fragata Álvaro de Bazán se encontraba en primera línea de fuego combatiendo hombro con hombro con las tropas de Estados Unidos en esa zona. Además de que en Afganistán y en Líbano morían numerosos soldados españoles. Nuestro contingente de tropas en el extranjero en estos últimos cuatro años, por si fuera poco, es el más grande de los últimos treinta años.
El socialfascista Rodríguez Zapatero Alumno aventajado de Goebbels. Mintieron cuando dijeron que España está más que preparada para afrontar la denominada crisis económica mundial, al no señalar algo tan obvio como que el sector inmobiliario, un soporte principal de la economía española, estaba quebrando tras años de precios inflados por la especulación.
Mintieron y mentirán siempre, al igual que hacían los nazis y tal y como prescribía Goebbels.
Nos preguntamos desde el Grupo Promacos: ¿Seguirán los españoles tolerando hasta el infinito las mentiras del socialfacista (o ya directamente nazi, si nos remitimos a los hechos) PSOE, que buscan tapar el Sol con un dedo, o le darán por fin la razón a Rubalcaba y no tolerarán un gobierno que les mienta?
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